Baja cada vez más despacio, se esconde por los troncos, por
el musgo, entre los altos ramajes; queda como una sombra tendida bien pegada a
la tierra...
En esta hora que se ausenta el día, he cruzado el bosque y
entre los claros oscuros, me confundí con ella.
Grito con miedo y mi eco desgarrador resuena por senderos de
infinito...
No tengo nada más que hacer, me dejo envolver por ella,
ya formo parte de la naturaleza sonora.